-
¡Sabes que nuestra amiga
está mal!
- ¿Qué le pasa?
- Está triste
- ¿ Le ha pasado algo malo?
-
No, nada. Pero quizás se está cansando de lo bueno que le había pasado.
- ¿Y eso?¡con lo ilusionada
que estaba!
-
Yo creo en parte porque le
está viendo la parte mala a todo esto y esa parte no le gusta. Claro es que no
nos acostumbramos que todo lo bueno también conlleva su parte mala
- ¿Por qué?
-
Que… ¿¡por qué!? ¡Porque nada es perfecto! En todas las cosas buenas, siempre hay algo malo.
- ¡Qué tontería! Hay cosas que
son solo buenas y no tienes por qué tener una parte mala. ¿Por qué has de
sufrir?
Esta conversación de baño de bar, me hizo volver en la
cuenta en lo programada que estoy para sufrir. Nos han metido una y otra vez
pensamientos, desde el típico de “para presumir hay que sufrir” hasta “todo lo
bueno tiene un final”. Vivimos en una especie de purgatorio vital en el que
damos por hecho que la manera de llegar a la felicidad es el sufrimiento. Es
como la condena que tenemos que pagar por ser felices, porque se cumplan
nuestros sueños. Como si cuanto más suframos habrá una recompensa mayor. Nuestra
particular penitencia .
De hecho, muchos padres y madres que tratan a sus hijos de una manera
estricta y dura, sienten que lo hacen por su bien. Creen que enseñándoles a
sufrir, les están enseñando a afrontar de una manera mucho más fuerte las problemáticas de la vida. Probablemente esos padres, sin saberlo, lo que están consiguiendo es sensibilizar a sus hijos para que se fijen
en el lado malo de las cosas. Sensibilizarlos para estar más atentos a todo lo
negativo que existe, para estar “alertas”.
Es como cuando te está pasando algo malo y de repente te
dicen: "Pues...lo malo nunca viene solo". ¿Por qué decimos eso? ¿Es que queremos
hacer daño? Seguro que no. Pero, probablemente, a partir de ese momento a esa persona le vendrán (verá) más situaciones malas y, si no le vienen, ya tendrá esta frase como detector de sufrimiento y así en
cuanto le pase cualquier cosa que no sepa cómo interpretar, la interpretará
desde un punto de vista negativo. Por qué nunca nadie dice cuando oye que a alguien le están pasando cosas buenas “lo bueno nunca viene solo”.
Seríamos incapaces de decir esto porque, incluso, creeríamos que estamos llamando
a la mala suerte.
¿Cuántas veces te han dicho "lo bueno nunca viene solo"? Espero que muchas.