Conozco la
situación. A una amiga mía también le pasó. Habían sido los mejores amigos
durante muchos años. De hecho, cuando se conocieron ella tenía novio y ella siempre prefería estar con su amigo, a estar con su novio. Al novio no le importaba
porque confiaba en ellos y comprendía que ellos dos se llevaban mejor, tenían
más en común por el tiempo que se conocían. Bastante tiempo después de que ella y su novio rompieran la relación,
los
mejores amigos empezaron a salir.
La gente se
puso muy contenta. Hasta el novio (ahora ex-novio) se alegró mucho y reía: “sois
la mejor pareja: siempre habéis sido los mejores amigos y ahora encima os
podéis "......”. El ex-novio siempre fue así de espontáneo. Pero no
solo su ex pronosticaba el éxito de la relación, sino que el éxito era el
pronóstico generalizado. Nadie podía dudar de lo contrario.
Sin embargo, todo el mundo se equivocó. Nada
más lejos de la realidad. Aquellas malas costumbres, malos hábitos que él tenía
antes de que fueran pareja se generalizaron y se multiplicaron, con el problema
añadido de que ya no tenía a su mejor amiga para ayudarle. O más bien, ya no
tenía a su mejor amiga para distraerle, “reírle las gracias” y hablar de otros
temas que para él eran los únicos temas que se podían tocar. Lo demás: el trabajo, las tareas de la casa, las vacaciones juntos… eran
demasiado para que él los pudiera soportar.
Demasiado baño de realidad.
No es que ella
le pidiera nada más allá de lo que le pides a una pareja. Ella no quería que él
fuera el mejor en nada: le admiraba tal
y como era. Solo quería estar con él como pareja. Pero, sin embargo, él se
sentía mal. Se sentía muy poco al lado de ella, muy pequeño. Tan pequeño, que
para ser grande lo que hacía era gritarla. O lo que es peor: desvalorarla (algo que jamás había
hecho como amigos). Tanto que, a veces, hasta se reía de ella.
Es que en la
vida, especialmente a los hombres, se les impone que han de ser el mejor (el mejor profesional, el mejor
artista, el mejor amante), sin explicarles qué significa ser el mejor o
cómo se es el mejor. La única opción es ser el mejor y todo lo que no sea ser el
mejor, es fracasar. Y por ahora,
pocas veces el criterio que se enseña de ser el mejor coincide con el de ser
mejor persona. Ellos no tienen derecho a ser personas, porque las personas
tienen miedos y ellos no pueden tenerlos.
Al final pasó
lo que tenía que pasar. Otro final era inevitable y eso que ella luchó por él más
de lo que hubiera debido. Lo último que hizo fue cambiar de un trabajo muy bien
pagado a otro no tanto, para así poder estar más tiempo con él y apoyarle para
conseguir sus sueños. En cuanto ella hizo
este último acto de amor, él la despreció y entonces cortaron. Tampoco nadie
nos enseñó cómo se podría haber evitado o superado.
Ella durante
meses quiso estar muerta. Y más
muerta quería estar cada vez que salía y veía que él ni siquiera se acercaba a
saludarla. Los mejores amigos pasaron a ser dos “extraños educados” como él la pidió y estas
palabras enviadas a través de un “wasap” resonaron como las palabras
más amargas que ella podía haber escuchado de la persona a la que le había confiado
los máximos secretos, porque estas palabras le mostraron que no solo no la
quería, sino que era capaz de tratarla con la máxima indiferencia.
Ahora era ella
la que ya no tenía a su mejor amigo
para decirle que la persona que más había amado le estaba haciendo el mayor
daño que ella había sido capaz de sentir en su vida.
Por suerte,
todo llega y todo pasa y esto también pasó. Pero no pasó tan rápido como lo
que yo he tardado de pasar de un párrafo a otro. Fue un proceso muy doloroso, de buscar apoyos, de estar en soledad, de psicólogos,
de alguna píldora y muchos porros para conciliar las pocas horas de sueño. Y
después de tanto dolor, de esos apoyos, de estar muy sola, de luchar con
pensamientos, tomar pastillas y de muchos aros de humo, de nuevo, volvió a
sonreír y un día me dijo: Te entiendo. Sé muy bien por lo que estás
pasando. No es que quieras suicidarte, es que preferirías estar muerta. Yo
también lo quise estar. Pero fíjate ahora después de los años te digo: quiero
vivir porque tengo muchos proyectos por hacer y necesito tiempo para
realizarlos. Y si alguien se tiene que morir, que la muerte empiece primero por
otros.
Y entonces, vi que ella hablaba desde su experiencia.
Hace tiempo una amiga que es algo mayor que yo me insistía en la importancia de hacer actividades en solitario. Ella me lo justificaba explicándome que, a veces, no encuentra personas que les guste o que quieran hacer las mismas actividades que a ella le gustan y, además, porque pensaba que es ridículo no hacer una cosa que te apetezca solo porque no encuentres a nadie con quien hacerlo. De hecho, en su caso hay actividades que le gusta hacer sola por elección como, por ejemplo, ir al cine.
La mayor parte de mi vida la he vivido en ciudades pequeñas por lo que he escuchado muchas veces la frase de "ayyyyyy qué penaaaaa, mira a esa persona, ¡¿qué ha venido solo/a?!" "¿no tendrá amigos?" haciendo referencia a alguna persona que estaba sola en el cine. Pero, lo más curioso y que me sorprendió bastante, es que también esto se lo he escuchado a gente de otras ciudades mucho más grandes que en las que yo he vívido.
Ir sola al cine, a conciertos, a un bar...es una gran manera de sentirse a gusto con uno mismo. No hay ninguna relación entre hacer alguna de estas actividades EN SOLITARIO y estar SOLO en el mundo. De hecho, la mayoría de la gente que hace este tipo de cosas, es gente que suele tener un círculo de amigos más fuerte que la media, no solo porque tenga mayor número de amigos, sino y más importante aún porque tiene gente cercana en la que "sostenerse" y con la que puede contar.
¿Qué pasa cuando estás acostumbrado a hacerlo todo con tu pareja y de repente finaliza esa relación y entonces tienes que hacer cosas que te gustan que normalmente hacías con él?
Cuando haces este tipo de actividades solo, y más después de una ruptura amorosa, la autoestima sube como la espuma. Por dos motivos:
- Primero, porque evitas la frustración que provoca no haber hecho algo que querías. Imagínate que te apetece hacer ese viaje con el que llevas mucho tiempo soñando y que nadie quiere o puede hacerlo contigo, porque no es fácil encontrar a compañeros de viaje en un momento dado. De repente, haces ese viaje (aunque sea dentro de un tour) y estás en una ciudad nueva, conoces gente nueva, descubres que todavía tienes capacidad para relacionarte con otra gente... vuelves a sentirte fuerte.
- Segundo, porque es la mejor exposición para que se te quiten los miedos. No es lo mismo estar solo, que elegir estar solo. Elegir estar solo te da una seguridad, una confianza, imposible de explicar si no lo has vívido.
Ocio en soledad |
¿Cuántas veces te ha pasado estar en tu ciudad, ciudad en la que no puedes ni ir a hacer la compra sin darle los buenos días a alguien, y te has sentido terriblemente solo? A mi, algunas. Ese sentimiento de soledad sí que es negativo: sabes que a pocos metros o kilómetros de distancia tienes muchos amigos, pero no encuentras a ninguno para ir a ese concierto que te encanta, para dar un paseo con la bici o para ver la última de los Coen. Entonces, tienes dos opciones: o no haces la actividad que te gustaría y te quedas en tu casa, martirizándote por que estás sólo y dándote pena a ti mismo por no tener una pareja, o de repente, te pones "tus mejores galas", te coges tu bici y te vas a dar esa vuelta que tanto te apetece. Verás la de sorpresas que te deparan.
Además, ¿no os parece interesante una persona que es capaz de estar a gusto consigo misma, además de en compañía, también estando sola?
Los vi una noche cuando se subieron al autobús. Se montaron
dos paradas después de la nuestra. Me llamó la atención el gorro que cada uno
llevaba puesto: él en un estilo ruso, perfectamente prevenido para el frío; ella
al estilo francés, ese estilo que a muy pocas personas les sienta bien. Sin
embargo, en ella era el complemento perfecto que terminaba de resaltar su
elegancia.
No solo me llamaron la atención los gorros. Creo que nunca me
hubiera fijado en los gorros, sino hubiera sido por la alegría que arrojaban. Eran
de estas parejas que se nota que son felices, que están encantadas de estar
juntos.
En esta ciudad es raro ver a gente de su edad a esas horas
montada en el autobús, pero cuando les vi a ellos ni caí en esto. Hice un
cálculo mental rápido. Deduje que tendrían alrededor de unos 65 años, luego descubrí que había deducido bastante mal.
Mi madre, en ese momento, iba distraída puesto que era
impensable que nadie que fuera en ese autobús no se hubiera fijado en esa
pareja mayor tan elegante y tan feliz. Entonces le comenté:
-
¿Has visto
a esa pareja que acaba de entrar?
-
¿A quién?
-
A los
señores del gorrito – mi madre siempre me ha enseñado que es de buena
educación tratar a la gente de “señor”.
-
No, no me
había fijado.
-
Van súper
elegantes. Les sienta tan bien el gorro… Además, desprenden felicidad… Se nota
que lo son. ¿Serán pareja?
Entonces, la mujer giró la cabeza y mi madre dio un
sobresalto de alegría: ¡Pero si es la madre de Marilines)!- casi gritó. En ese
momento, nos acercamos a saludarla y, así pude descubrir una bella historia de vida cotidiana:
Ella, la madre, que podía presumir de tener una sonrisa espléndida
y contagiosa, había perdido a su hija unos años atrás, debido a esa enfermedad que
tantas sonrisas ha robado pero que también tantos héroes y heroínas ha realzado.
Al poco tiempo de que su hija falleciera, murió su marido lo que habían sido “dos golpes muy gordos demasiado cercanos en
el tiempo”. Después de contar alguna anécdota de cuando su hija y mi madre
iban al colegio juntas (ahí comprendí que me había equivocado al calcular su
edad), pronto nos dijo muy orgullosa que tenía 79 años, a punto de cumplir los
80.
Él también era bastante mayor de la edad
que había supuesto pero más joven que ella. Tenía 75 años y una historia de
vida similar. Aunque también había perdido un hijo cuando este era un bebé por
la “falta de medios de esos tiempos”
lo peor para él, según nos dijo, había sido la pérdida de su mujer. Su mujer había
fallecido diez años atrás por la misma enfermedad de la elegante señora del sombrero
francés. Según nos contó, había sido una enfermedad larga pero “muy buena” hasta el final. Todavía se
podía percibir el amor que había tenido a su primera mujer y se le notaba muy
orgulloso de los años que había pasado a su lado, especialmente de los años en
los que la había cuidado.
Y fue la enfermedad
la que los unió. Después del fallecimiento de sus familiares, ambos continuaron
colaborando en la asociación que ellos sentían que tanto les había ayudado y un
día participando en una actividad para la búsqueda de recursos económicos para
la investigación, coincidieron en el mismo grupo de voluntarios y a partir de
ahí ya no se separaron. Primero, participando en todas las actividades que la
asociación organizaba (de hecho, les nombraron los voluntarios más activos),
para después compartir otro tipo de actividades más lúdicas, al principio en
compañía: iban al baile, a jugar a las cartas, a los viajes de la parroquia... Luego
otras más solitarias: el parque, tomar un chocolate con churros, un helado de
Regma…
Conforme nos contaban su historia de amor, historia ante la
cual no podíamos ni interrumpirles por lo interesante que era, a cada palabra
que decían más se regocijaban en la gratitud de haberse encontrado. A pesar de
esto, también se notaba un cierto grado de culpabilidad
por la capacidad de sentir amor después de haber dejado atrás mucha gente
importante en su camino. Pero se sentían tan dichosos de haberse encontrado a
esa edad que muchos piensan y se atreven a decir que lo único que queda es esperar a
la innombrable. Felices de amar y ser amados.
Pronto, él avisó que iban a llegar a su parada: ¡Qué pena! Les hubiera hecho tantas
preguntas- pensé. Entonces, él se despidió y se fue hacia la puerta. Y ella
aprovechó para confesarnos que todos estos años, la visita semanal al
cementerio, típica entre la gente más mayor, se les había hecho más llevadera,
al hacerla en compañía del otro, y
delante de cada tumba, con un simple gesto, un apretón mutuo muy fuerte de las
manos con los dedos entrelazados, se decían: ¡la
vida me quitó y luego me dio, cuando parecía que ya nada me iba a sorprender,
un último regalo!
Como en ese momento, se nos saltaron las lágrimas, entonces
Isabelita que, según mi madre, siempre había sido muy chistosa, se percató y dijo: Y no veáis lo bien que nos lo pasamos ¡o es que se piensan
que los viejos no tenemos derecho!
Ser feliz en otro país con la decisión que has tomado |
Cuando creé este blog, lo hice con la intención de “denunciar”
alguno de los prejuicios que más frecuentemente se repiten una y otra vez entre
la gente y que más daño nos hacen (y, por tanto, más frustraciones provocan). Hoy he escuchado
una de estas frases, estos juicios que hacemos sin valorar el perjuicio que nos
hacen este tipo de afirmaciones que,
además, expresamos de un modo concluyente.
- Es que no sé si tomé la decisión correcta. No sé
si venirme aquí fue lo mejor. Está claro que yo quiero estar aquí porque estoy
con él, pero si me hubiera quedado en mi ciudad ¿no hubiera sido mejor?
- Pero tú también te viniste aquí para buscar
trabajo, porque pensabas que aquí es viable encontrar trabajo “de lo tuyo”
(odio esta expresión. Os pido perdón por haberla utilizado. Como si sólo hubiera
“una cosa tuya”).
- Sí pero aquí es más complicado por el tema del
idioma y tal. Sin experiencia… A lo mejor si me hubiera quedado allí algo
hubiera encontrado. Y venirme aquí por él…
- Pero las cosas allí están difíciles… Y esta
ciudad es una buena opción.
- Sí, pero mis amigas, muchas, ya han encontrado. Si
yo no me hubiera venido a lo mejor estaría ya como ellas.
- ¿Cómo?
- Pues trabajando, algunas con piso, otras se van
a casar…
- ¿Y crees que ellas están mejor?
- No sé. Pero están allí.
- Sí y tú aquí y estás con quien quieres,
trabajando, conviviendo con él en vuestro piso… -en este momento sonríe pero
rápidamente vuelve a su cara de duda-¿No crees que te haces daños al compararte
con ellas?
-
Si me lo hago. Pero…
- ¿Pero…?
- Es inevitable compararse.
Y esta persona no es
una persona envidiosa como, lógica pero erróneamente, se podría pensar. Esta
persona se alegra de corazón de los logros alcanzados por sus amigas o
compañeras de carrera. Más bien, es un problema personal: duda de si el camino
que ha elegido es el camino correcto. Y lo peor es que a la vez duda de sus
capacidades: duda de que sea capaz de sacar adelante ese trabajo para el que
tan intensamente se ha formado durante los años de universidad. Así que no es
un problema de ciudad (exceptuando lo del idioma), sino que es algo más
profundo y personal pero que viene motivado en parte por esas comparaciones
odiosas desde que somos pequeñitos de qué es mejor o qué es peor y quién lo ha
conseguido ya.
Y todas esas dudas la llevan a compararse con otras vidas
que no son su vida y, por tanto, no tiene ninguna utilidad compararse. Ninguna vida es mejor o peor. Cada vida tiene su propia historia. Y las historias de
vida tienen una gran aventura tras ella. Y ella, en el país que está, está
viviendo una gran aventura. Esperemos que pronto se dé cuenta.
7/05/2020 Actualización de este post:
Por cierto, después de siete años de esta conversación, ella sigue viviendo con esa persona y ahora han aumentado la familia. Siguen en la misma ciudad y tiene un trabajo que le gusta.
Muchas veces no depende tanto del cuánto, sino del quién. Probablemente las decepciones de amor o de amistad sean de las más dolorosos porque su característica principal es que son incontrolables.
En general, el sentimiento de frustración que resulta cuando no conseguimos algo que esperábamos con mucha ilusión y esperanza (ganar un partido, obtener un puesto de trabajo, salir en la actuación de fin de curso...), lleva un sentimiento de decepción provocada por la desilusión de no obtener aquello en lo que habíamos puesto un gran esfuerzo, aquello por lo que habíamos apostado un "todo o nada".
Además, este sentimiento de frustración es mucho mayor cuando estábamos seguros de que lo íbamos a conseguir, de que "ya era nuestro" y que eso que ya era nuestro, nos iba a mejorar nuestra vida o iba a proporcionarnos una gran felicidad.
Sin embargo, este tipo de decepciones pueden compensarse a largo plazo. Siempre hay algo que puedes hacer, que puedes mejorar o simplemente no hace falta ni mejorar. Sencillamente lo que hace falta es que se vuelvan a dar las condiciones oportunas para que tú puedas volver a probar que eres capaz de conseguirlo o que eres el candidato para "ese puesto".
Pero cuando las personas que te provocan la decepción es la persona con la que has estado compartiendo parte de tu vida, tu amigo, o aquella persona que hasta hace poco era la más importante de tu vida, tu amor, y te tenía un especial cariño y reconocimiento, entonces, es difícil sobreponerte a esto. Sobre todo porque hasta hacía poco tiempo compartías con ella tus sueños y ahora que ella se había convertido en un sueño cumplido, cambia de opinión (como dicen los ingleses "changed his/her mind") o hace algo que tú consideras que hiere vuestra amistad y de repente te quita todo lo que habías conseguido y ya ni siquiera puedes contar con ella para decirle que estás mal porque ahora ella es la razón. Cuando es un amor suele ser bastante el tiempo que tarda la recuperación. Además de lenta suele ser dolorosa. Cuando es tu amigo, dependerá de la relación que tenías con él y de que esa persona comparta muchos más amigos y situaciones contigo. Cuánto más comparta, más te dolerá.
Al mismo tiempo, estas decepciones provocan un sentimiento de generalización que hace muy complicado que puedas reconstruir tu día a día fácilmente: "¿para qué voy a volver a confiar?", "¿para qué me voy a volver a enamorar si al final siempre acaba igual?", pueden ser las frases que más se repiten. Por lo que el sentimiento de desesperanza es grande y la indefensión mucho más perjudicial que el causante en sí.
El hecho de que el tiempo de recuperación sea largo, se debe a que la solución no depende de ti. No es como si estás optando a un puesto de trabajo específico y te exigen hacer un máster concreto para completar tu formación. En este caso, sabes que si completas ese curso, aunque no te aseguren ese puesto de trabajo, la próxima vez habrás aumentado tus posibilidades considerablemente. Sin embargo, en el amor: ¿qué formación reglada puedes adquirir para que esa persona se fije en ti? ¿qué más puedes hacer para gustarle? ¿qué puedes hacer para restaurar la confianza del otro? ¿acaso el otro quiere restaurar esa confianza?
Es doloroso saber que lo que queremos conseguir, no depende solo de nosotros mismos, sino que depende de partes que no controlamos, pero ¿hay algo que podamos hacer?
Sí, siempre hay algo.
Tener paciencia, mucha paciencia y comprender que no se puede perder la ilusión de que algo bueno está por llegar y tenemos que tener los ojos abiertos para verlo. Si los tienes cerrados por la decepción, puede ser que no veas la nueva realidad.
Las decepciones duelen mucho más cuando el ámbito en el que te decepcionan, ya sea el trabajo, un hobby, el voluntariado, un deporte, una actividad política, se hace por vocación. En estas decepciones siempre están implicadas otra/s persona/s: el cantante de tu grupo, un alumno conflictivo, tu entrenador, el secretario general de...
De repente, hay un desencuentro con esa/s persona/s y ¡qué mal se pasa!. En ese momento te replanteas si todo lo que has hecho, todo lo que has luchado, las horas que has pasado tocando solo la batería en tu local de ensayo para llegar al nivel que quiere tu cantante, las horas pasadas preparándote bien las clases para que disfrutara todo tu alumnado, el esfuerzo en los entrenamientos, todas las ideas creadas para que tu organización mejore, ha servido para algo. Entonces, llega el sentimiento de decepción.
Una de las primeras preguntas (inevitables) que te haces es: ¿ha merecido la pena?, que normalmente viene acompañada de un ¿para qué sirve luchar tanto?
Y es que parece que es proporcional: a mayor ilusión puesta, mayor decepción. Quizás también sea proporcional el tiempo de recuperación, el tiempo que tardas en volver a poner la misma ilusión que antes le pusiste. Incluso, a veces, puedes tener miedo y creer que la ilusión ha desaparecido de tu vida y que nunca más te vas a ilusionar, que nunca más vas a implicarte tanto en nada. Pero tarde o temprano lo haces, porque te encanta implicarte en aquello en lo que crees.
Es importante que recuerdes que todo lo que hiciste mereció la pena porque ahora tocas la batería mucho mejor, porque todas las clases que te preparaste las puedes volver a utilizar para que otro alumnado posterior disfrute, porque todos los entrenamientos te mejoraron como deportista y te dieron hábitos muy útiles para tu día a día y porque todas las ideas que te inventaste en tu organización ahí quedaron y sirvieron para que, al menos, durante ese tiempo, esa organización mejorara y seguro que algo de ti ha quedado impregnado en ella.
Seguro que el hecho de que tú pasarás por ahí, mereció la pena.
Empezaré este ciclo de 7 mujeres destacadas con Dolly Parton. Una mujer que no ha sido tan conocida en nuestro país como en los países de habla anglosajona pero que es un hito en la historia de la música. Dolly Parton no solo es una mujer reconocida dentro de la música, sino que además de compositora ha sido escritora, actriz, productora, empresaria y una mujer solidaria dedicando parte de sus ganancias a distintas causas benéficas.
La infancia de Dolly Parton, proveniente de una familia muy humilde con una cantidad increíble de hermanos (12 en total), engrandece la vida de la cantante. Dolly tiene la capacidad de convertir sus experiencias vitales en hits musicales. Su disco Coat of many colors es una muestra. Su título es un homenaje a su madre y como ésta le cosió un chaquetón para el frío a partir de muchos retales. Ella se sentía la niña más afortunada con ese chaqueta de muchos colores.
Dolly hizo muchas canciones de éxito y parece que contagiaba éxito. Así una de sus canciones "I will always love you" en la voz de Whitney Houston como tema principal de la banda sonora del Guardaespaldas se convirtió en el hit más vendido por una cantante femenina. Es curioso porque Elvis Presley intentó quedarse anteriormente con esta canción, pero debido a que el trato con el representante de este sería de ceder a Elvis más de la mitad de los derechos, hizo que Dolly se negara. No obstante, este tema fue suficientemente conocido, primero, en la voz de Dolly y, posteriormente, en la de Whitney Houston.
Esta canción, en realidad, es una canción que le dedica a su mentor Wagoner con el que trabajo muchos años pero del que se decide separar para proyectar su carrera en solitario. A pesar de esta dedicatoria, estuvieron inmersos en un pleito judicial del que Parton salió victoriosa. En el 2007, Wagoner fallece de un cáncer de pulmón. Parton le acompañó en sus últimos días.
También, compartió portada de disco con otras grandes estrellas femeninas (Linda Ronstadt y Emmylou Harris) con las que consiguieron un gran éxito de ventas y un Grammy, entre otros.
En 2011, Nina Persson la conocida cantante del grupo de los Cardigans, junto a otras cuatro cantantes de la ciudad de Malmo hicieron un documental llamado "Soy mi propia Dolly Parton". Tengo que confesar que ella iba a ser la primera escogida para este listado de 7 pero cuando empecé a buscar sobre su vida vi que la de Parton cumplía más el objetivo de estos post "mujeres que creyeron en la mentalidad de la abundancia a pesar de las adversidades". En cualquier caso, también es admirable Nina Persson por haber sido la líder femenina de una de las más grandes bandas de rock que le han llevado a colaborar con otras grandes bandas y músicos del momento y porque ha sido capaz de superar con valentía su diagnóstico de cáncer.
Existen otras muchas curiosidades de su vida como es que es por ella que la oveja Dolly se llama así o acerca de su vida personal.
En definitiva, Dolly Parton dice en su canción "Coat of many colors":
"That one is only poor " Uno sólo es pobre
Only if they choose to be Sólo si uno escoge serlo
Now I know we had no money Ahora sé que no teníamos dinero
But I was rich as I could be" Pero que era todo lo rica que podía ser"
Su madre no sólo le regala a Dolly un bonito chaquetón protector contra el frío, sino una actitud protectora ante la vida, una mentalidad que ella cultiva a lo largo de su vida.
Dolly Parton nació en una familia pobre, creyó en sus posibilidades, tuvo un sueño, luchó por él, contagió a otras mujeres de su sueño haciendo que alcanzaran un gran éxito y a través de la solidaridad devolvió al mundo parte de ese amor recibido.
Feliz VIERNES 8 de marzo
Cuando has sufrido antes por amor y te vuelves a enamorar, al principio, te ves como si en cualquier momento estuvieras a punto de caer. |
- ¿Y tú qué le has dicho?
- ¡Por supuesto que síiiii! -dijo la "amiga enamorada"-. ¡Qué lo vamos a pasar genial! Con lo pesada que he sido contigo.
- Sé que es muy difícil dejar de preocuparse, pero es que él te respeta. Te respeta: mucho, mucho, mucho.
- Y hacia tiempo que nadie me respetaba tanto...
- Que aún tienes el miedo en el cuerpo...
- Que aún tengo MUCHO miedo en el cuerpo.
Molinos, una gran blogger. |
Molinos es una de las bloggeras más conocidas en nuestro país ¿la más conocida quizás? Y la destaco en esta semana porque siento que ella está haciendo algo especial: hablar claro. Por supuesto, esto sin perder el sentido del humor. Lo que más destaca en su blog es la manera en la que se ríe de las relaciones humanas. Le da un punto mordaz que si la sigues, como tiene un post para todo tipo de problemas, consigue sacarte una sonrisa, pues "ridiculizar" ese tipo de problemas, hará que podamos seguir en el camino.
Moli tiene algo que se llama Molibiblioteca y tiene una colección de libros que ella obvia ordenar pero que se ordenan por casualidad con todo el sentido del mundo. Ella dice que por casualidad pero creo que intuye como yo que no es por casualidad, sino que hay algo mágico en ese orden. Igual que no es casualidad que hoy esté escribiendo este post o que ella fuera la primera bloggera que descubrí. Ahora estas no casualidades las utilizo para motivarme cada día para escribir el post diario.
No sé cómo lo hace porque según cuenta en su blog trabaja, tiene un marido y dos princesa por lo que yo que ahora mismo tengo mucho tiempo libre y solo un gato que cuidar y casi no soy capaz de hacerlo.Además de todo el tiempo que se pasa leyendo todos los libros de los que habla. Tiene que tener una capacidad creativa fascinante y una memoria ilimitada pues, solo la capacidad de enlazar un post con otro propio con todos los que ya lleva escritos, eso solo ya muestra esa gran memoria.
A través de su blog puedes ir conociendo su vida, que no es fácil pues es muy prolifera escribiendo por lo que tendrás que investigar si quieres encontrar el hilo conductor.
Creo que Molino tiene claras dos cosas que son muy importantes en la vida:
- La primera y de la que ya hablaremos en un post más detenidamente es que las cosas hay que hacerlas con un propósito muy claro y es el propósito por el cual ella tiene el blog: por su "satisfacción personal". "Hay que escribir pensando en uno mismo y deseando que te lea mucha gente". Por lo que volvemos a la ruptura del círculo vicioso, si haces las cosas y si las haces por amor, entonces te vienen recompensadas (más de 1000 miembros lo confirman).
- La segunda y creo que de esta pecamos mucho las mujeres es de la falta de paciencia o, más bien, que para que te vaya bien hay que tener paciencia. Y de nuevo ella deja claro para otro ejemplo blogger que la paciencia es necesaria "Cuando se empieza un blog hay que tener en la cabeza que es un trabajo a largo plazo".
No obstante, Moli no se escapa de los condicionamientos a los que a todos nos han sometido. Ella también está preocupada por si lo está haciendo bien o mal como madre. A veces, se recrimina. A veces, se refuerza, pero estoy segura que ella sabe que lo hace bien y, en el caso de que no lo sepa, debería saberlo. Pero es que Moli debe de ser una chica lista porque su madre le regalaba libros por tener buenas notas. Así que es doble de lista: porque tenía buenas notas y porque elige el regalo más preciado que alguien te puede dar, después de su amor, un libro.
Moli también es un poco freaky, no sólo por cómo relata su vida en un blog, si no que también es una freaky lectora ya que devora hasta el último libro de un autor cuando
Y el remate del tomate que tiene en su estantería Maus. Por todo esto, espero que el 2013 le traiga lo que se merece: el premio bitácoras.
Escribe todos (casi) todos los días. Comparte con Maitena su capacidad para el humor. Todos sus post, sus pequeños cuentos están elaborados desde el humor y no creáis que es fácil esto de escribir con humor, que depende solo del tema que elijas. No que va, Molinos se pringa y pone post verdaderamente triste como el fallecimiento de sus seres más queridos. Pero hasta en esos, te saca una sonrisa. Supongo que es por lo que ella misma dice, porque para ella escribir un blog es "algo maravilloso y que trae tantísimas cosas buenas a tu vida".
Este post se quedó sin publicar el día 6 de marzo del 2013 y hoy 7 años, 2 meses y un día más tarde lo he descubierto y he decidido publicarlo. Molinos fue la primera blogger que me encantaba seguir cada día y leer sus post.
Me encantan las ciudades grandes por la posibilidad de independencia que ofrecen. Hay mucha gente que llamaría a esta independencia, soledad, pero en mi caso, observo esta situación con una connotación positiva.
El hecho de que "nadie te mire", proporciona más libertad para hacer lo que quieras y uno de los sitios en los que más observo esa libertad es en el metro. Son muchas las horas que los habitantes de las grandes ciudades se pasan en el metro y, por supuesto, esas horas no se pueden desaprovechar. Además de poder mantener una conversación familiar, leer el periódico, los móviles (con su facebook, su whatsapp, su line, la música, responder emails del trabajo, de amor...), los libros electrónicos...también, se practican muchos hobbies tradicionales. Por eso, puedes ver a muchas mujeres haciendo punto. Entre estación y estación ves cómo va quedando un calentito jersey o una útil bufanda.
Pero quizás, lo que más me sorprenda es la capacidad de respeto que tiene la gente. De repente, en esas horas puntas en las que no hace falta que te sujetes a la barra para agarrarte, puesto que te sujetas por defecto con los cuerpos del resto de las personas con las que compartes vagón, se para el tren. Eso sí, rápidamente el informador te pide disculpas e informándote de que ese tren va con retraso. Y entonces, todo el mundo se para: ya no se pasan páginas del libro, no se responden mensajes o no se teje ni un punto más. Si hasta parece que ya ni se oye la música de los cascos de la gente. Todo el mundo mira hacia abajo, acepta con serenidad la espera, en silencio y deja con calma que pase el tiempo hasta que otra vez el tren se ponga en marcha. Casi ni se respira porque hay demasiada gente para tan poco oxígeno y hay que compartirlo.
De nuevo, el tren se pone en marcha, la música de los cascos vuelve a sonar y todo el mundo consigue llegar en paz a su destino.
El hecho de que "nadie te mire", proporciona más libertad para hacer lo que quieras y uno de los sitios en los que más observo esa libertad es en el metro. Son muchas las horas que los habitantes de las grandes ciudades se pasan en el metro y, por supuesto, esas horas no se pueden desaprovechar. Además de poder mantener una conversación familiar, leer el periódico, los móviles (con su facebook, su whatsapp, su line, la música, responder emails del trabajo, de amor...), los libros electrónicos...también, se practican muchos hobbies tradicionales. Por eso, puedes ver a muchas mujeres haciendo punto. Entre estación y estación ves cómo va quedando un calentito jersey o una útil bufanda.
Pero quizás, lo que más me sorprenda es la capacidad de respeto que tiene la gente. De repente, en esas horas puntas en las que no hace falta que te sujetes a la barra para agarrarte, puesto que te sujetas por defecto con los cuerpos del resto de las personas con las que compartes vagón, se para el tren. Eso sí, rápidamente el informador te pide disculpas e informándote de que ese tren va con retraso. Y entonces, todo el mundo se para: ya no se pasan páginas del libro, no se responden mensajes o no se teje ni un punto más. Si hasta parece que ya ni se oye la música de los cascos de la gente. Todo el mundo mira hacia abajo, acepta con serenidad la espera, en silencio y deja con calma que pase el tiempo hasta que otra vez el tren se ponga en marcha. Casi ni se respira porque hay demasiada gente para tan poco oxígeno y hay que compartirlo.
De nuevo, el tren se pone en marcha, la música de los cascos vuelve a sonar y todo el mundo consigue llegar en paz a su destino.
El metro de Londres es uno de mis favoritos |
Si estás pensando poner un negocio y no te importa no ganar dinero
Durante las vacaciones de verano, al igual que durante el cambio de un año a otro, le solemos dar vueltas a lo que estamos haciendo y ver la...
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Frases como "estás loca, muy loca" suelen salir en muchas discusiones de pareja. Suele ser una defensa que se utiliza a veces, d...
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"Pensé que estaba intentando comprenderme y la encontré, por eso, detestable" . Encontré esta genial frase leyendo "Todo ...
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Desde que las personas me tienen que pagar por los servicios que les doy, me he encontrado tres tipos de personas: Las que siemp...