¿Cómo superar una ruptura y cómo me influyó negativamente el libro el Secreto?
By Psicomata - 23 noviembre
Lo primero que
quiero decir es que no me he leído este libro. Lo han leído varias amigas y a
través de ellas, me llegó la principal propuesta de este libro. Ellas, como
buenas amigas, me recomendaron algunas de las instrucciones que proponen
este libro. Obviamente, no es muy prudente opinar acerca de un libro que no
has leído pues para opinar bien tienes que conocer distintos puntos de vista.
No obstante, no me voy a permitir leer este libro pues, para mí, se basa en
la superstición ("piensa esto y lo conseguirás") y yo, como muchos, soy una
persona supersticiosa.
Fue hace más
de un año ya (menos mal que muchas veces el tiempo pasa para bien). En ese
momento, me sentía muy enamorada de una persona que no me correspondía como yo
quería y mis ideas sobre esta relación llegaron a ser obsesivas. Empecé a
terribilizar la situación, no sólo a nivel individual sobre esa persona (“si
no es él, no es ninguno”) sino respecto a mi vida en general (“con
la edad que tengo, sola y sin familia”). Pensamientos "terribilistas" y no
realistas que me hacían sentir emociones extremas, cercanas a la tristeza
absoluta.
En este
contexto, la mejor recomendación que cualquiera pueda hacer es acudir a un
psicólogo que te ayude a cambiar las ideas a través del debate y te haga
ver el poco sentido y la escasa funcionalidad de estas.
Sin embargo,
como no quería dejar de estar enamorada de esa persona y crees en una
superstición muy común (si me preocupo, algo bueno pasará), pues
en vez de acudir al psicólogo, me refugié en aquellas personas que me decían
aquello que quería escuchar (y a los que tengo que dar las gracias pues
bastante difícil es soportar a una persona en estas condiciones).
En este
contexto psicológico, entra en juego este libro: El secreto.
Varias amigas estaban viviendo un proceso de cambio y superación personal y me
comentaron la principal idea que aparece en este libro y es que “si deseas
algo con la suficiente intensidad, el universo a través de la ley de la
atracción te lo traerá”. Y claro, esa idea supersticiosa encontró un buen
hueco en mi cerebro para acomodarse.
Una y otra vez
deseé, escribí en un papel lo que deseaba (papel que ha viajado conmigo por
distintos países) y al final lo único que pasó fue que me OBSESIONÉ.
Además, conforme pasaba el tiempo la obsesión cambiaba: primero era una obsesión
particular (deseo a esta persona) después una obsesión general, ya
que como la persona no se acercaba, me dijeron que lo estaba haciendo mal, que
no hay que desear a una persona en concreto sino la situación vital que quieres
conquistar (deseo tener a una persona que me quiera a mi lado).
En la pérdida
de cordura que viví en este tiempo (ahora me leo y no me reconozco), conforme
me recuperaba, sabía que había algo mal, que no era bueno desear con tanta
magnitud (aunque sea un deseo legítimo) y sobretodo posponer mi felicidad a
cuando lo consiga.
Incluso, cuando
comuniqué a las personas cercanas que a lo mejor ese método era erróneo,
encontré rechazo. (Casi) nadie quería escucharme cuando decía un
pensamiento mucho más adaptativo: “a lo mejor nunca tengo una familia y a
pesar de eso tengo que ser feliz y aceptar”. Y esta última reflexión
que algunos no quieren escuchar es totalmente cierta. No todo el mundo tendrá
una familia “por mucho que se lo merezca” y no por eso serán más desdichados
que aquellos que la tengan.
Fuera el
esquema mental de que las cosas externas, las cosas que deseas son las únicas
que te pueden hacer feliz. Tú ya tienes todo en ti para ser feliz.
¡Qué malos son
los 30!